Alemania, en el diván

Aunque por la mínima, la victoria de AfD es relevante porque nunca en los últimos 90 años había ganado las elecciones una formación como ésta. Más allá de los resultados inmediatos, los populismos occidentales han llegado para quedarse.

Adam Casals
8 min readSep 8, 2024

Una versión más breve de este artículo, ahora actualizado, fue publicada por el Diari ARA

Créditos foto AfD: Filip Singer / EFE; foto de fondo: Barbara Metzl; Maquetación: Diari ARA; Diseño: Casals’Company

VIENA, 10 de Septiembre de 2024 / Adam Casals

Alemania se encuentra en estado de shock. El martes después de las elecciones, el Tagesschau de la pública ARD abría a las 20h con la noticia de posibles despidos masivos en Volkswagen. No se descarta el cierre de alguna fábrica. El miércoles, la portada del conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung hablaba de la “debilidad general” del sistema alemán como hub económico e industrial. “Hay que entender” el anuncio de VW como “señal de alarma” de hasta dónde ha llegado el empeoramiento del país como sede productiva, remachaba Reinhard Bingener. VW sigue siendo en parte pública, gracias a la participación del Land de la Baja Sajonia, gobernado por la socialdemocracia del SPD del Canciller Olaf Scholz y los Verdes, dos de los tres partidos de la coalición de Gobierno federal en Berlín, los tres castigados masivamente por los electores en las recientes elecciones en Turingia y Sajonia.

El viernes siguiente, el Politbarometer de la pública ZDF arrojaba una previsión de pésimos resultados para la “coalición semáforo”. A nivel nacional, la suma de SPD, Verdes y FDP (liberales) apenas llegaría a un 30% de intención de voto, un 3% menos que los democratacristianos de la CDU/CSU. Con un 4%, el FDP ni tan solo entraría en el próximo Bundestag. En las encuestas, el Ministro de Defensa Boris Pistorius (SPD) es el único dirigente de la coalición federal que supera el aprobado.

Otra cosa que ya no funciona son los trenes. El ministro federal de transportes, Volker Wissing (FDP), considera “insoportable” la falta de puntualidad de Deutsche Bahn y ha anunciado un intenso “programa de saneamiento”. En julio, sólo un 62% de trenes llegaron a tiempo, mientras se decidía cortar el tráfico de una de las grandes arterias ferroviarias –en el tramo entre Frankfurt y Mannheim–, para realizar un saneamiento general. Otros tramos sufrirán cortes sucesivos hasta el 2027.

Austria y Alemania vienen de cinco años perdidos para el crecimiento

Recientemente, Agenda Austria hablaba de “cinco años perdidos” para el crecimiento. En el período entre 2019 y 2024 —calculando el PIB real total per cápita, incluyendo el pronóstico de la CE para 2024—, Austria y Alemania están entre los únicos cinco de 27 países con un crecimiento acumulado negativo, siendo Austria el farolillo de cola de toda la UE.

Solo faltaba Estado Islámico entrando en campaña. En Viena, en agosto, con el abortado intento de atentado en los conciertos de Taylor Swift. En Solingen, con el ataque a navajazos en una fiesta mayor. Morían tres personas y hubo ocho heridos graves. Los autores, hombres jóvenes radicalizados en internet. El de Solingen, un sirio que hubiera tenido que ser expulsado un año atrás. Como en otros países, los delitos y el terrorismo con arma blanca han crecido de forma exponencial. Un regalo para el FPÖ austríaco y la AfD alemana; el último, un partido observado y considerado potencialmente de extrema derecha por la Oficina federal de protección de la constitución —servicio de inteligencia interno que protege la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos—. Desde la sentencia del tribunal administrativo de Meiningen en 2019, su líder en Turingia, Björn Höcke, puede ser tachado legalmente de fascista.

Aunque por la mínima, su victoria con un 32,8% de los votos es relevante porque nunca en los últimos 90 años había ganado las elecciones una formación como ésta. No ha habido sorpresas pero los resultados finales de unos comicios con alta participación causan preocupación y frustración. Ejércitos de expertos se echan al diván y tratan de explicar el fenómeno buscando posibles efectos contagio en las elecciones del 22 de septiembre en Brandeburgo, y del 29 en Austria. En el país vecino, el satírico Die Tagespresse se burlaba del supuesto “penoso error” de la ARD alemana, al anunciar los resultados de Austria “cuatro semanas antes de tiempo”.

Como si fuera Argentina, Turingia ha votado Milei. Los partidos antisistema han ganado la partida a las fuerzas tradicionales (en alemán, los Volksparteien o partidos de la centralidad). En la TVP polaca, Andreas Umland del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales hablaba de una sociedad envejecida en Alemania del Este, donde la despoblación y la fuga de talentos son acuciantes. Quienes se han quedado votarían, sin valores, ni percepción del riesgo, ni de la responsabilidad histórica, contra una cierta “modernidad” y lo que supone, en contraposición a la “zona de confort” de una indeterminada nostalgia postsoviética.

Sin embargo, Alemania quiere seguir celebrando su democracia y Estado de derecho. Con motivo del 75 aniversario del Bundestag, el que fue Ministro del Interior Gerhart Baum (FDP), exhortó a la política a ocuparse mejor del sentir de aquellos que viven en el país. “La política debería tomarse más en serio las necesidades de las personas, dedicar más tiempo [a entender] la frustración, la soledad en nuestra sociedad, y mostrar más compasión”. No todos los problemas se pueden resolver, y al mismo tiempo es necesario respetar el deseo de los que quieren contribuir a resolverlos, afirmó el joven de 91 años. Baum alertó de los peligros de un orden mundial que no esté orientado al principio fundamental de la dignidad humana, como recoge el artículo 1 de la Constitución federal alemana. Las democracias liberales están bajo la presión de fuerzas autoritarias en todo el mundo, afirmó el veterano Baum. Nunca en su larga vida había vivido una situación parecida a la actual, que describió de “incendiaria”.

Deutschlandfunk hablaba con Ayman Qasarwa, presidente del Consejo de los extranjeros en Weimar. Después de tres décadas en Turingia, no se marcharía ahora como harán otros, pero se quejaba del racismo en el día a día, en las miradas e incidentes, en la calle y en el autobús. Desde el Parlamento federal de Berlín, Baum le daría la razón: “¡Se tiene que acabar de una vez con la locura de [querer ser] una nación étnicamente pura!” Un sueño populista que la historia y la genética demuestran como falsas en una inmensa mayoría de países europeos, cruces de caminos de migraciones sucesivas a lo largo de los tiempos.

Alemania del Este tiene una quinta parte de la población total del país y un porcentaje de inmigrantes inferior a la media. Qasarwa se preguntaba: “Si dejamos de trabajar un solo día, ¿quién hará el trabajo?” Conscientes del problema, un grupo de empresarios creaban la campaña “Made in Germany, hecho desde la diversidad” —en un mitin, Höcke les deseó “graves turbulencias”—. Ciertamente, un estudio del Instituto de la Economía Alemana (IW) cifra en 532.000 los puestos de trabajo vacantes que existen ahora mismo en el país, sobre todo en oficios de formación técnica y para la industria. Sectores como la sanidad o la atención a la tercera edad necesitarán cubrir decenas de miles de plazas en los próximos años. A la hora de la verdad, los partidos de la derecha populista mantienen una retórica, pero son pragmáticos respecto a la inmigración regulada en origen, con la Italia de Meloni como ejemplo, según el Frankfurter Allgemeine.

El día de las elecciones, el presidente bávaro Markus Söder (CSU) —sigue en las quinielas para ser candidato a Canciller federal de la CDU— exigía al Welt am Sonntag que “quien no tenga una aspiración clara [a obtener asilo]” sea devuelto [en caliente] desde la frontera. La CDU, que de momento —y al contrario que otros partidos conservadores europeos— se suma al cordón sanitario para impedir que la AfD llegue al poder, pide un claro endurecimiento de las leyes de inmigración. En el barómetro de la ZDF, un 71% de los encuestados afirma que “Alemania no puede hacer frente” a la llegada de tantos inmigrantes. El Marzo pasado eran solamente un 51%. Tras los hechos de Solingen, y a toda prisa, el gobierno de Scholz anunciaba una batería de medidas al respecto. Pocos días más tarde, un joven austríaco de origen bosnio era abatido por la policía al intentar atentar contra el Consulado de Israel en Múnich, en el aniversario de los trágicos sucesos durante los Juegos Olímpicos de 1972. Ante la ORF, la policía austríaca se mostraba perpleja después del registro en el chalet de sus padres, ubicado en un complejo residencial acomodado, en una localidad cercana a Salzburgo. Se encontraron meramente la “habitación de un joven de 18 años”. Su radicalización se inició aparentemente en redes sociales como TikTok.

Alemania en su conjunto está virando hacia los populismos antisistema

Para el TAZ de Berlín, una de las explicaciones a lo que está sucediendo es que Alemania en su conjunto ha ido virando hacia la derecha populista. La evolución en el Este es más dramática, pero sigue siendo sostenida en la Alemania Occidental, como en otros países europeos. En 2024, la derecha extrema tiene muchos más votos en el Oeste de los que tenía en los 2000 en el Este.

“Die Systemsprengerin”. Der Spiegel Cover, Nr. 37, 7.9.2024
“Se carga el sistema: ¿qué pretende Sahra Wagenknecht?” Portada Der Spiegel, Nr. 37, 7.9.2024

En la TVP, Piotr Andrzejewski del polaco Instituto de Asuntos Occidentales hablaba del ganador real de las elecciones, la escisión de Die Linke en torno a Sahra Wagenknecht. A su juicio, un partido “neo-estalinista”, pro-ruso, de retórica populista y antisistema como la AfD, formalmente de izquierdas pero contrario a la inmigración. Ambos partidos compartirían un discurso contra las élites políticas, remachó el experto, algo común en otros países postsoviéticos. El nuevo partido de Wagenknecht, con apenas estructura y menos de 100 militantes en Turingia, entra en las quinielas para formar parte de las próximas coaliciones de gobiernos regionales en el Este. Der Spiegel le dedicaría una portada provocadora: con la mano derecha alzada, la líder agarraba explosivos con la mecha encendida, bajo el título “se carga el sistema”. Y probablemente no sería la única. Aunque fuere desde la oposición, la AfD alcanzaba la minoría de bloqueo de un tercio de los diputados en el Landtag de Erfurt, con lo que podría convertir la legislatura en “ingobernable”, según DeutschlandFunk.

En su primer show dominical en CNN después del verano, Fareed Zakaria hacía un repaso a los populismos occidentales, desde Alemania y Austria hasta Francia, los Países Bajos o los Estados Unidos, para concluir que, independientemente de los resultados electorales más inmediatos, estos movimientos “han llegado para quedarse”.

Quizá para buscar consuelo, el FAZ se fijaba en Málaga. Allí hay detenidos dos alemanes acusados ​​de vender armas a bandas criminales. La casa de uno de ellos estaba llena de banderas nazis, uniformes de las SS, fotos de Hitler, y una gran placa de metal: “Aquí no se admiten judíos”. “Todo esto no está prohibido en España”, se lamentaba el rotativo, pero la policía les acabó deteniendo, “cuando encontraron las armas”.

Artículo original publicado por el Diari ARA. Maquetación: Diari ARA; Diseño y fotografía de fondo: Barbara Metzl

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Sobre el autor

Adam Casals es experto en relaciones internacionales y asesor de organizaciones públicas, corporaciones y organismos internacionales. Colabora habitualmente con medios de comunicación en España y en el exterior.

Adam Casals es experto en relaciones internacionales, asesor de empresas, columnista y autor.
Créditos fotografías: Barbara Metzl, Kety Cáceres. Diseño: Casals’Company

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CEO, Senior Global Affairs Advisor, Author | Fmr Envoy of the Catalan Gov to Austria & Central Europe | Vienna · Geneva · Madrid · Barcelona | adamcasals.com