Una estrategia moral equivocada
Ante el alud de muertos y el caos en las cifras, los líderes políticos tienen una responsabilidad moral.
Una versió en català d’aquest article va ser publicada pel Diari ARA.
VIENA, actualizado el 7 de Junio de 2020 / Adam Casals
« Se creó una falsa impresión de seguridad y muchos lo pagaron con la vida »
Fareed Zakaria empezó su programa semanal en CNN con una advertencia: ≪Se perdieron vidas en aquellos lugares que no reaccionaron suficientemente rápido≫. Pocos días antes, la profesora de salud pública global de la Universidad de Edimburgo, Devi Sridhar, hablaba claro en el show de James O’Brien en LBC. ≪Lo que se necesitaba≫ era ≪voluntad política y una estrategia clara desde el principio≫. Según la experta británica, era previsible que habría una pandemia, y ≪el Gobierno escogió una estrategia moralmente equivocada ante la crisis≫.
Esos días, un titular de Welt am Sonntag abría el telediario de la ARD, el Tagesschau de esa noche. “Las semanas perdidas” es una pieza crítica con la gestión de los primeros meses de la crisis en Alemania. Saca a la luz la recepción de una primera alerta sanitaria internacional el 31 de Diciembre de 2019. El mensaje, enviado por ProMED, Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas, avisaba de un “nuevo tipo de neumonía”, con pacientes que llegaban a los hospitales de Wuhan “uno tras otro”, no respondían a tratamientos y eran aislados. Recomendaba “fortalecer la gestión de los servicios ambulatorios y de urgencias”, “tratar de inmediato a los pacientes con casos desconocidos de neumonía”, insistiendo en la “necesidad” por parte de las administraciones de “fortalecer los equipos profesionales médicos multidisciplinarios, (…) mejorando los planes de emergencia médicos”. Además, hablaba de “medidas no específicas de prevención” como “lavarse las manos, ventilar, evitar fatigas excesivas y el contacto con los pacientes, así como ir menos a lugares públicos”. El documento confirmaba la intensa actividad en redes sociales alrededor del nuevo brote. Fuentes consultadas, cercanas a la Conselleria de Salut, confirman que ≪estas informaciones eran conocidas por todos los sistemas de salud pública desde ese día≫, y nos remiten a este documento de la Agència de Salut Pública de Catalunya. En los últimos años, el sistema ProMED, con versión en español, ha generado 190 alertas ajenas al covid-19 que contienen la palabra “Catalonia”.
En Austria, la fiscalía investiga la proliferación de contagios en la estación de esquí de Ischgl, y el Ministro Federal de Sanidad dejó claro que ≪todas las informaciones relevantes≫ fueron suministradas al Land del Tirol; también las alertas del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). Cataluña tuvo que ser informada el 10 de Febrero, cuando la UE presentó una batería de “contramedidas no farmacéuticas para minimizar la propagación del covid-19 entre la población”. En el documento, los expertos afirmaban que ≪durante la fase de mitigación, las cancelaciones de reuniones masivas (…) pueden reducir la transmisión del virus≫, añadiendo ≪medidas de distanciamiento interpersonal para evitar las aglomeraciones y medidas organizativas, como la anulación, aplazamiento o reorganización de eventos≫.
El destacado experto Antoni Trilla había afirmado el 22 de Enero en La Vanguardia que ≪estamos preparados≫. Un mes más tarde seguía asegurando que la situación ≪estaba controlada≫. El 1 de Febrero, el entonces aún responsable de Salud Pública de la Generalitat, Joan Guix, afirmaba que el coronavirus ≪difícilmente se podría convertir en un problema de salud pública≫ y ese día 26, conocido un primer fallecido en Valencia, llegó a decir que ≪la gripe nos preocupa mucho más≫. El 11 de Febrero, el mediático epidemiólogo Oriol Mitjà había afirmado que ≪la tasa de mortalidad es parecida a la de la gripe≫ (sic). Su mentor en la cosa pública, el doctor Bonaventura Clotet, lleva ya muchos años anunciando una vacuna contra el sida que no acaba de llegar. En Mayo dijo ≪creer≫ que la vacuna del covid estará lista en Septiembre, a pesar del desasosiego reinante y en contra del criterio de destacados expertos internacionales, mucho más prudentes. Clotet y Mitjà conseguirían fondos de la Generalitat para su ensayo con hidroxicloroquina, el polémico fármaco al que fueron expuestos hasta “3.000 voluntarios” —aunque “no cura el covid”, como dejó bien claro la BBC—.
El 12 de Febrero, un día después de las erróneas afirmaciones de Mitjà sobre la mortalidad del virus, se cancelaba el Mobile World Congress y el Robert Koch-Institut alemán alertaba sobre el peligro de propagación del virus ≪en forma de pandemia a escala global≫. Lejos de la complacencia catalana, la experta Jennifer Nuzzo del Centro Johns Hopkins avisaba en Enero que era necesario ≪prepararse para lo peor≫. Hasta finales de Febrero, el ECDC había publicado 33 documentos con información sobre el virus y medidas de contingencia. Incluso el 10 de Marzo, con centenares de casos en Cataluña, la Consellera Alba Vergés siguió diciendo que ≪no estamos en zona de riesgo≫.
Die Welt consideró nefasta la gestión de “las semanas perdidas” en Alemania. La consecuencia, 8.658 fallecidos al revisar este artículo, muchos menos que los más de 12.300 en Cataluña. La mortalidad de 10,44 por 100.000 habitantes, muy lejos de los 58,07 de España y los 162,19 en Cataluña, a partir de los confusos datos de la Generalitat, que llegó a tener su propia semana negra en transparencia, en palabras de Ignasi Jorro. Un baile de cifras que no es ajeno al Estado, con un número importante de fallecidos que parece no salir en las estadísticas. El País tituló que ≪España es el país con el segundo mayor exceso de muertes durante la crisis del coronavirus≫.
Durante las semanas perdidas, las declaraciones de responsables políticos y expertos con sueldo público causaron una falsa impresión de seguridad en la gente, que no tomó precauciones. Muchos miles lo han pagado con la vida. Cuando se cerró todo era demasiado tarde, y ahora los daños para la economía son catastróficos. Sin duda, una estrategia moral equivocada. La primera oleada amaina y llegan tiempos de valoraciones. Está el juramento hipocrático para los doctores, así como la vocación de servicio a la ciudadanía de cualquier cargo público. Lo más básico, proteger las vidas de los ciudadanos. En Cataluña, el Pla de Salut Pública de 2017, ignorado pero en vigor, hacía especial hincapié en la “gestión adecuada de la comunicación”, evitando en todo momento “generar estados de confusión y desconfianza”.
Ante la magnitud de lo ocurrido, ¿qué confianza pueden tener los ciudadanos en la gestión de unos dirigentes de ética dudosa? ¿Cómo afrontar futuras oleadas, crisis, pandemias? Hace unos días de la onomástica de Santa Rita, patrona de los imposibles, de gran devoción en tiempos de incertidumbre.
Visite el Johns Hopkins Coronavirus Resource Center para más información sobre las cifras oficiales de fallecidos por covid-19 en España, así como respecto al ranking internacional de tasa de mortalidad por habitante. El Diari ARA mantiene su propio contador para las cifras en Cataluña y en toda España.
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